El hijoputa normalmente es un ser extraño, privativo e incluso vecino. Nadie llama hijoputa, un poner, a Berlusconi, lejano, solo y herido. Los hijoputas son gente más próxima, como más de andar por casa. Normalmente los hijoputas no tienen a ninguna madre que trabaje en el “Scándalo”, ni siquiera a madres inmigrantes que sepan hacer griegos o franceses. Los hijoputas son personas normales a pesar de ser calificados como hijoputas. Su normalidad es algo intrínseco a todo ser humano, por lo que podríamos considerar que, en algún momento de nuestra vida, cada uno de nosotros ha podido ser tildado de hijoputa por alguien. ¡Y hay de aquel que diga lo contrario y pretenda mantenerse núbil! El hijoputa generalmente es una persona que no hace hijoputadas pero la percepción que de ello tienen los demás no es la misma. Si a un hijoputa se le ocurre hacer algo que está mal, evidentemente será tildado de semejante guisa con todo merecimiento, pero lo habitual es que el hijoputa no se dé cuenta. Los hijoputas son personas despistadas. ¡Ay, que no me he dado cuenta, usted perdone! Porque si te das cuenta, ya las cosas cambian. Freud diría que inconscientemente se proyecta sobre la madre del menda su tendencia a hacer el mal porque la madre es el origen, la causahabiente de haber tenido a semejante canalla. ¡Ay la madres, siempre víctimas propiciatorias de todos los males de la humanidad!
Cuando la señora Aguirre, tan chulapa ella, ha llamado hijoputa a alguien lo ha hecho sin querer. Y menos ha querido decirle hijoputa a Gallardón. Al que según ella habría que considerar seguramente como presunto. La señora Aguirre no piensa en hijoputas cuando llama hijoputa a alguien. Es algo que se hace inconscientemente, como sin querer. Desde luego que no era Gallardón en el que estaba pensando a pesar de que éste pueda sentirse por aludido. El que se pica ajos come. Al parecer, en política hay mucho hijoputa suelto, pero son hijoputas que no quieren serlo y, además, tienen unas madres encantadoras, que ni entienden de estas cosas, y seguro que hacen ganchillo todos los domingos por la tarde. Hacer ganchillo impide que nadie llame a la madre de un supuesto hijoputa como tal. Se vacunan, lo decía Tip.
Es un uso incorrecto del término el que habitualmente se hace de él. La RAE admite este término como mala persona, pero un hijoputa es algo más disolvente. Y es normal que así sea. De modo que yo creo que, primero, no hay hijoputas, que se sepa; segundo, el término no está bien empleado. ¿Qué tendrá que ver la madre de Gallardón con Caja Madrid? Un poner.
ANÁLISIS DE LA POLÍTICA ACTUAL
Sólo la crítica y la profundidad en el análisis de nuestro mundo nos devolverá el sentido último de la realidad y de nuestra existencia
sábado, 30 de enero de 2010
martes, 19 de enero de 2010
Mar gruesa. Llamazares y su doble
Hace unos años el escritor norteamericano Paul Auster puso de moda el tema del doble con un atractivo personaje de su novela "Ciudad de cristal" que repetía una y otra vez sin solución de continuidad que era Peter Stillman pero no era Peter Stillman. Esto de querer saber quiénes somos siempre ha sido una pregunta difícil de contestar. Los que están en el psiquiátrico se la hacen con frecuencia y, a lo peor, por eso están allí.
Los que estamos en otro espacio para la mirada interior tendemos a no preguntárnoslo porque no queremos caer en la melancolía. Y si no que se lo pregunten a aquel famoso político que, en medio de una reunión de su partido, espetó a sus compañeros: ¿se puede saber quiénes somos de los nuestros? Es un problema en los partidos políticos saber quiénes son de los suyos: la búsqueda de la identidad perdida.
El querer saber quiénes somos siempre ha sido un problema de difícil acierto. Pero a Llamazares, ese médico comunista en horas bajas, se lo han desentrañado súbitamente: Llamazares es el peligroso terrorista Bin Laden. El FBI, tan dado a averiguar la identidad de los faltos de identidad, ha conseguido que Llamazares alcance la suya. Por fin nos hemos enterado de que Llamazares en realidad no es Llamazares. Lo dicen los americanos, que ya saben ustedes que son personas muy perspicaces.
A veces enterarse con certidumbre de nuestra identidad puede resultar incluso comprometido. Y así, al bueno de Llamazares, lo han puesto en el ojo del huracán, que es ese ojo que no tiene niña, de la política internacional. Todo lo cual, que podrá viajar por el país que quiera sin que lo confundan.
Oiga, que yo no soy ése, que soy el otro, el comunista. Ah, pues usted perdone, es que como lo han dicho los americanos.
A Llamazares, el médico bueno, le han descubierto una identidad perdida de ojos grandes y cabello rizado canoso, una identidad de árabe andaluz, una identidad del Al-Andalus. Ahora ya no necesita preguntarse por la identidad de Izquierda Unida.
Los que estamos en otro espacio para la mirada interior tendemos a no preguntárnoslo porque no queremos caer en la melancolía. Y si no que se lo pregunten a aquel famoso político que, en medio de una reunión de su partido, espetó a sus compañeros: ¿se puede saber quiénes somos de los nuestros? Es un problema en los partidos políticos saber quiénes son de los suyos: la búsqueda de la identidad perdida.
El querer saber quiénes somos siempre ha sido un problema de difícil acierto. Pero a Llamazares, ese médico comunista en horas bajas, se lo han desentrañado súbitamente: Llamazares es el peligroso terrorista Bin Laden. El FBI, tan dado a averiguar la identidad de los faltos de identidad, ha conseguido que Llamazares alcance la suya. Por fin nos hemos enterado de que Llamazares en realidad no es Llamazares. Lo dicen los americanos, que ya saben ustedes que son personas muy perspicaces.
A veces enterarse con certidumbre de nuestra identidad puede resultar incluso comprometido. Y así, al bueno de Llamazares, lo han puesto en el ojo del huracán, que es ese ojo que no tiene niña, de la política internacional. Todo lo cual, que podrá viajar por el país que quiera sin que lo confundan.
Oiga, que yo no soy ése, que soy el otro, el comunista. Ah, pues usted perdone, es que como lo han dicho los americanos.
A Llamazares, el médico bueno, le han descubierto una identidad perdida de ojos grandes y cabello rizado canoso, una identidad de árabe andaluz, una identidad del Al-Andalus. Ahora ya no necesita preguntarse por la identidad de Izquierda Unida.
viernes, 8 de enero de 2010
MAR GRUESA. BUENOS PROPÓSITOS
Este año 2010 nuestros políticos han decidido tener buenos propósitos: dejarán las diferencias irreconciliables a un lado y remarán todos en una misma dirección para sacar al país de la crisis. Mariano ha decidido exponer medidas concretas, con pactos reales y serios que favorezcan la senda del crecimiento de la economía española. No dirá más que el presidente del gobierno es un mentiroso ni lo insultará en público diciéndole que es un bobo solemne. Como medida ética impedirá que en su partido se compre nadie un traje y, desde ahora, todos irán con jerséis a lo cuello de pato.
Por su parte, Zapatero dirá que la crisis existe (¡Vaya si existe! Y reconocerá lo que ha hecho mal hasta ahora) y que la oposición es la mejor del mundo, responsable, concienzuda y progresista (patriotas de hojalata no). Invitará a Mariano todos los días a la Moncloa a comer y ambos serán más amigos que marranos. Las diferencias ideológicas, que no son tantas, se quedarán para mejor ocasión.
También los empresarios darán ejemplo y se bajarán el sueldo y reconocerán que se han dado cuenta al fin de que el despido libre es pan para hoy y hambre para mañana y que, en realidad, siempre han apostado por el pleno empleo y los contratos fijos por tiempo indefinido. Las centrales sindicales no convocarán (si es que alguna vez convocaron) huelgas de ningún tipo porque las huelgas sólo conducen a la melancolía y sus liberados se dedicarán a hacer cosas notables. Pedro J. dejará ya de una vez la kangoo y el 11M y el caso Faisán, esa historia de los etarras para cargarse a un ministro. Desde ahora Pedro J. se dedicará a criticar cosas serias y, como es demócrata, a las tertulias de su televisión invitará a mitad y mitad y no cuarto y mitad. El periódico progresista dejará de apoyar al gobierno le dé o no privilegios televisivos y olvidará que es una empresa que también gana o pierde dinero. La Iglesia, a partir de ahora, se ha propuesto comprender a los seres humanos y luchar por erradicar la miseria, la pobreza y la desigualdad; y los periodistas vendidos a sus grupos respectivos, ya no pensarán en el sueldo y criticarán lo que en conciencia crean. ¡Qué felices vamos a ser con esta sociedad libre, democrática y sensata!
Por su parte, Zapatero dirá que la crisis existe (¡Vaya si existe! Y reconocerá lo que ha hecho mal hasta ahora) y que la oposición es la mejor del mundo, responsable, concienzuda y progresista (patriotas de hojalata no). Invitará a Mariano todos los días a la Moncloa a comer y ambos serán más amigos que marranos. Las diferencias ideológicas, que no son tantas, se quedarán para mejor ocasión.
También los empresarios darán ejemplo y se bajarán el sueldo y reconocerán que se han dado cuenta al fin de que el despido libre es pan para hoy y hambre para mañana y que, en realidad, siempre han apostado por el pleno empleo y los contratos fijos por tiempo indefinido. Las centrales sindicales no convocarán (si es que alguna vez convocaron) huelgas de ningún tipo porque las huelgas sólo conducen a la melancolía y sus liberados se dedicarán a hacer cosas notables. Pedro J. dejará ya de una vez la kangoo y el 11M y el caso Faisán, esa historia de los etarras para cargarse a un ministro. Desde ahora Pedro J. se dedicará a criticar cosas serias y, como es demócrata, a las tertulias de su televisión invitará a mitad y mitad y no cuarto y mitad. El periódico progresista dejará de apoyar al gobierno le dé o no privilegios televisivos y olvidará que es una empresa que también gana o pierde dinero. La Iglesia, a partir de ahora, se ha propuesto comprender a los seres humanos y luchar por erradicar la miseria, la pobreza y la desigualdad; y los periodistas vendidos a sus grupos respectivos, ya no pensarán en el sueldo y criticarán lo que en conciencia crean. ¡Qué felices vamos a ser con esta sociedad libre, democrática y sensata!
sábado, 26 de diciembre de 2009
MAR GRUESA. EL HOMBRE REDONDO
Hay hombres que son redondos. A algunos los delata su buche o tragadero pero a otros los delata su cara, más o menos dura. Un hombre con las mejillas oblongas como una curva, con la nariz arqueada, la frente en semicírculo perfecto, las orejas lejos de esas orejas de lendakari nacionalista (tan harteras), unas orejas redondas, graciosas y afables, como todos los hombres curvilíneos dispuestos a oír al poder. Un hombre esférico que fue bien recibido por el gobierno. Lo llamaron el dialogante: ya se sabe que el diálogo es siempre en espiral. Después de Cuevas, otro hombre cilíndrico, aunque algo afilado, llegó el empresario del aire. Y fue aplaudido por sus curvas bellas y ese afán de sonreír más que el presidente de gobierno. Sólo que, a este tipo de personajes, los empresarios lo llaman mórbido, laxo, inconsistente.
A Díaz Ferrán algunos patrones lo daban por muerto ante su enajenación con las divagaciones sutiles y el embrujo excitante del buen chico de León. Díaz Ferrán era un hombre elíptico para el poder. Pero los hombres redondos también tienen aristas. Hasta el más ilustrado tiene un borrón. Y a este hombre que se había hecho a sí mismo y había volado hacia los aires, aquel hombre que de las Cuevas había hecho viento y lo había conquistado, de pronto, un día, le dice a Esperanza: chica, tú sí que vales; y no el de León.
A los hombres redondos les pueden salir ángulos, intersecciones y bisectrices. ¡Ah, las bisectrices! A Díaz Ferrán un día se le apareció la niña de Rajoy y lo conquistó. Dijo cosas que al poder no conmueven y sus amigos los patronos le ensalzaron tras haberlo vilipendiado: éste es el que queríamos, éste es nuestro mesías dando leña.
Y llegó la crisis, y llegó la ruptura del diálogo social y el hombre redondo se fue convirtiendo en una mosca cojonera, en un tabarro, en un hombre de hierro, inmarcesible al dolor y al sufrimiento de los parados. Y ahí acabó el idilio con el poder y con el chico de León.
Luego llegaron las quiebras del hombre redondo, sus abandonos, sus vuelos en picado, sus enjuagues a media luz, sus cicatrices, sus affaires inconfesables, su debilidad... Y el gobierno dijo, ésta es la mía. Y en estas estamos...
A Díaz Ferrán algunos patrones lo daban por muerto ante su enajenación con las divagaciones sutiles y el embrujo excitante del buen chico de León. Díaz Ferrán era un hombre elíptico para el poder. Pero los hombres redondos también tienen aristas. Hasta el más ilustrado tiene un borrón. Y a este hombre que se había hecho a sí mismo y había volado hacia los aires, aquel hombre que de las Cuevas había hecho viento y lo había conquistado, de pronto, un día, le dice a Esperanza: chica, tú sí que vales; y no el de León.
A los hombres redondos les pueden salir ángulos, intersecciones y bisectrices. ¡Ah, las bisectrices! A Díaz Ferrán un día se le apareció la niña de Rajoy y lo conquistó. Dijo cosas que al poder no conmueven y sus amigos los patronos le ensalzaron tras haberlo vilipendiado: éste es el que queríamos, éste es nuestro mesías dando leña.
Y llegó la crisis, y llegó la ruptura del diálogo social y el hombre redondo se fue convirtiendo en una mosca cojonera, en un tabarro, en un hombre de hierro, inmarcesible al dolor y al sufrimiento de los parados. Y ahí acabó el idilio con el poder y con el chico de León.
Luego llegaron las quiebras del hombre redondo, sus abandonos, sus vuelos en picado, sus enjuagues a media luz, sus cicatrices, sus affaires inconfesables, su debilidad... Y el gobierno dijo, ésta es la mía. Y en estas estamos...
sábado, 19 de diciembre de 2009
MAR GRUESA. HASTA LAS PELOTAS DE HAIDAR
Cuando el albatros de hélices surcó los aires de Lanzarote Moratinos respiró, dio un resoplido, se secó con un pañuelo el sudor que le chorreaba por los frunces del cuello. Hasta las pelotas de Haidar. ¡Pobre Moratinos! Incansable. Pero Moratinos no adelgaza ni con la huelga de hambre de Haidar. Tiene mérito. Gracias a le petit empereur, el esposo de la Bruni, la dirigente de la causa del POLISARIO salió disparada. Menudo marrón le colgaron al ingenuo madrileño. ¿O no es ingenuo? La derecha lo ha tildado de tontolaba por esta hambruna pero no lo tildaron como tal cuando Aznar lo nombró embajador en Israel. El doble lenguaje de la gaviota.
El hambre de Haidar tiene nombre: unos lo llaman autodeterminación; otros defensa de los derechos inalienables de un pueblo; y los más zorollos lo equiparan con las grandes gestas de la humanidad, el dar la vida por los demás... Patatín y patatán. Incluso algunos, los maledicentes, han pensado que Haidar quería hacer una dieta de adelgazamiento. Hasta el obispo de Canarias ha apoyado a Aminatu. Ha tenido muchos arbotantes: desde los mindundis del celuloide hasta Cayo.
Y es que Marruecos limita al norte con Ceuta y Melilla. ¡Ah, Ceuta y Melilla! ¿Será eso, Moratinos? No queremos estar a mal con nuestro vecino que está ahí, de cuerpo presente. Acaso por eso se nos abre el culo. Queremos ayudar al rey, no se lo merienden los alqaedas que quieren el alandalus para sí.
Haidar ha querido inmolarse con la abstinencia y ser heroína como Juana de Arco o el Che Guevara (aquél médico que fumaba puros, ¡con el asma que tenía!). Pero va a ser que no. Antes de convertirse en póster de habitación de adolescente o camiseta de progre de la calle Serrano o del Limonar (es un poner) la han largado. Los que aplauden su causa, sin embargo, no verían con buenos ojos que Carod Rovira hiciera lo mismo por la autodeterminación de Cataluña. Con lo gordo que está. Claro que como ella es mora y vive en el desierto. Y además los beréberes son pobres.
A Moratinos ya no se le cortará la digestión y Haidar seguirá comiendo y adelgazando en el desierto hasta que la delgadez supina nos lleve a todos por delante. La heroína regresa a su casa por Navidad. Nosotros tenemos bastante con Esperanza.
El hambre de Haidar tiene nombre: unos lo llaman autodeterminación; otros defensa de los derechos inalienables de un pueblo; y los más zorollos lo equiparan con las grandes gestas de la humanidad, el dar la vida por los demás... Patatín y patatán. Incluso algunos, los maledicentes, han pensado que Haidar quería hacer una dieta de adelgazamiento. Hasta el obispo de Canarias ha apoyado a Aminatu. Ha tenido muchos arbotantes: desde los mindundis del celuloide hasta Cayo.
Y es que Marruecos limita al norte con Ceuta y Melilla. ¡Ah, Ceuta y Melilla! ¿Será eso, Moratinos? No queremos estar a mal con nuestro vecino que está ahí, de cuerpo presente. Acaso por eso se nos abre el culo. Queremos ayudar al rey, no se lo merienden los alqaedas que quieren el alandalus para sí.
Haidar ha querido inmolarse con la abstinencia y ser heroína como Juana de Arco o el Che Guevara (aquél médico que fumaba puros, ¡con el asma que tenía!). Pero va a ser que no. Antes de convertirse en póster de habitación de adolescente o camiseta de progre de la calle Serrano o del Limonar (es un poner) la han largado. Los que aplauden su causa, sin embargo, no verían con buenos ojos que Carod Rovira hiciera lo mismo por la autodeterminación de Cataluña. Con lo gordo que está. Claro que como ella es mora y vive en el desierto. Y además los beréberes son pobres.
A Moratinos ya no se le cortará la digestión y Haidar seguirá comiendo y adelgazando en el desierto hasta que la delgadez supina nos lleve a todos por delante. La heroína regresa a su casa por Navidad. Nosotros tenemos bastante con Esperanza.
sábado, 17 de octubre de 2009
LA HUIDA
A veces uno tiene tendencia a la evasión. Muchos hombres la han experimentado en sus propias carnes cuando la mujer les ha descubierto el adulterio. Esto es una huida normal, que diría el castizo. Umbral, el añorado y querido escritor, me confesó una vez que la peor escapada es la que se hace hacía uno mismo. Esta es una huida hacia el abismo.
Pero hay otros que huyen, por ejemplo, hacia América. Es una huida habitual en el segundo mandato de nuestros presidentes, hacer las Américas. Unos van con bigote y otros afeitados, pero todos huyen. Nuestro presidente ha huido de las colas en los comedores de Cáritas y en las oficinas del INEM y se ha fugado para saludar a un señor que es el dueño del mundo. Dicen que es de color pero yo creo, con perdón, que es negro. ¡Qué manía esto de las palabras y su artificio semántico! Después nuestro presidente Zapatero ha huido al Este, el Este es un lugar donde siempre se están peleando y llamando cosas feas como judío o palestino, las cosas que en mi infancia nos decíamos los niños de la Fen. Allí, al parecer, nuestro presi ha huido para hablar de la paz, un tema muy importante, que siempre instiga a la humanidad y del que nunca se sale. Decía el gran Jardiel Poncela que de la guerra se sale muerto pero de la paz nunca se sale vivo. Jardiel se refería a la manía de hablar de ella.
El otro huido estos días es Rajoy. Rajoy huye de casi todo el mundo. Es un hombre acosado. Ahora lo persigue El Bigotes, pero no se deja querer. Por eso anda huido, porque no quiere comprar nada ni que le compren nada, y entonces va y mira para otro lado, que es lo que hacen todos los huidos cuando los persigue alguien con bigote o, por ejemplo, Hacienda. Aunque digan que Hacienda somos todos. Seguro que unos más que otros, que se lo pregunten a Correa.
De todas formas, como diría Bogart, siempre nos quedará doña María Teresa... o, don Baltasar. Vivamos en paz.
Pero hay otros que huyen, por ejemplo, hacia América. Es una huida habitual en el segundo mandato de nuestros presidentes, hacer las Américas. Unos van con bigote y otros afeitados, pero todos huyen. Nuestro presidente ha huido de las colas en los comedores de Cáritas y en las oficinas del INEM y se ha fugado para saludar a un señor que es el dueño del mundo. Dicen que es de color pero yo creo, con perdón, que es negro. ¡Qué manía esto de las palabras y su artificio semántico! Después nuestro presidente Zapatero ha huido al Este, el Este es un lugar donde siempre se están peleando y llamando cosas feas como judío o palestino, las cosas que en mi infancia nos decíamos los niños de la Fen. Allí, al parecer, nuestro presi ha huido para hablar de la paz, un tema muy importante, que siempre instiga a la humanidad y del que nunca se sale. Decía el gran Jardiel Poncela que de la guerra se sale muerto pero de la paz nunca se sale vivo. Jardiel se refería a la manía de hablar de ella.
El otro huido estos días es Rajoy. Rajoy huye de casi todo el mundo. Es un hombre acosado. Ahora lo persigue El Bigotes, pero no se deja querer. Por eso anda huido, porque no quiere comprar nada ni que le compren nada, y entonces va y mira para otro lado, que es lo que hacen todos los huidos cuando los persigue alguien con bigote o, por ejemplo, Hacienda. Aunque digan que Hacienda somos todos. Seguro que unos más que otros, que se lo pregunten a Correa.
De todas formas, como diría Bogart, siempre nos quedará doña María Teresa... o, don Baltasar. Vivamos en paz.
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