ANÁLISIS DE LA POLÍTICA ACTUAL

Sólo la crítica y la profundidad en el análisis de nuestro mundo nos devolverá el sentido último de la realidad y de nuestra existencia

miércoles, 11 de octubre de 2017




Diario de un español en crisis

LA GRAN FARSA SEPARATISTA

F. MORALES LOMAS


Puigdemont sigue con la farsa tras la DUI que es pero que no es, pero que será… Para muchos es tan clara la estrategia separatista que las razones para el diálogo pierden su razón de ser.
Su objetivo final siempre será la independencia.
Y todos los pasos que se están dando, a partir de la laminación del Estatut por el Constitucional en 2010, es llegar a esa meta. Los papeles encontrados a Junqueras lo dicen muy claro.
Hasta que llegue esa fecha, su objetivo inmediato es alcanzar que haya un 55% o 60% de ciudadanos que decidan independizarse de España. Cuando llegue este momento, será imparable la misma. Ni todos los tanques del mundo podrán detenerla. Ahora toca “parecer dialogantes” cuando se han saltado a la torera todas las legalidades habidas y por haber llegando al surrealismo en diferido.
Los independentistas son conscientes de que en estos momentos no hay suficientes ciudadanos y crean la estrategia de la máxima tensión/distensión para que el estado dé pasos en falso y consigan el apoyo internacional. Toda su estrategia se dirige a conseguir convencer al mayor número de ciudadanos de que en una Cataluña independiente y republicana vivirán mucho mejor y habrán dejado lejos al resto de un país que –según ellos- nunca lo ha estimado.
El 1-0 consiguieron dar un paso más ayudados por la funesta actuación de las fuerzas de seguridad. Ayer ha vuelto al esperpento en directo. Entonces lograron lanzar al mundo el mensaje de que unos pobres ciudadanos que deseaban expresar su opinión democráticamente han sido “masacrados” por las “fuerzas represivas franquistas”. Es una noticia que, ante la idiocia y el desconcierto mundial, vende mucho. Desgraciadamente es fácil seducir con estos argumentos a los ciudadanos de EE.UU. o Japón cuando ven a un anciano que recibe un golpe de un policía. Ayer quisieron lanzar al mundo que son dialogantes y el gobierno de Rajoy es “dictatorial” porque sabe que le han colado un gol en forma de DUI.
Pero todo forma parte de una gran farsa en la que tanto ANC como Omnium Cultural están siendo unos expertos en el manejo de la masa en la calle frente a un estado incapaz de tomar iniciativas yendo siempre a rebufo del liderazgo separatista como corredores gregarios detrás de un imposible.
¿El presidente del gobierno, con todo el servicio secreto detrás de él, no se ha dado cuenta de esto después de tantos años? Resulta increíble pensar que no ha sido así. Los catalanes quieren ser independientes desde la Guerra de Sucesión Española cuando Felipe V implantó los Decretos de Nueva Planta, por poner una fecha muy significativa, aunque la historia incluso es anterior. Y siempre que han tenido oportunidad y se les ha dado algún pretexto lo han intentado.
Rajoy se tenía que haber dado cuenta de esto y no haber ayudado con su inacción o sus campañas contra Cataluña a elevar el número de independentistas. Se ha visto que no sabe manejar este asunto y no sabrá hacerlo ya desgraciadamente.
A los catalanes que no son independentistas no se les puede dar pretexto alguno para que se conviertan en lo que no son. Pero desgraciadamente Rajoy lo ha dado.
Todos los lodos que se han producido después son consecuencia de aquellos polvos.




jueves, 5 de octubre de 2017





Diario de un español en crisis

EL DISCURSO DE LA TESTOSTERONA

F. MORALES LOMAS


Cuando la testosterona toma el espacio público, no hay nada de lo que hablar y se está muy cerca de alcanzar el Palacio de Invierno.
Las palabras aparecieron cuando los seres humanos evolucionaron mentalmente y tuvieron necesidad del otro. Las palabras son un modo de alteridad, un acto de necesidad y de encuentro; en definitiva, un acto de inteligencia y comunidad. Pero las palabras no son nada, no son necesarias cuando la testosterona ocupa el ágora. Como diría Sócrates, una moral que se basa en el discurso de la testosterona es una mera ilusión.
Estamos al borde del abismo y seguimos golpeándonos con una virulencia sostenida. Un día como hoy, hace ochenta y tres años, también triunfó el discurso de las testosterona y Companys declaró una República catalana dentro de la República federal española. Pero Companys fue más moderado, todavía creía en España. Puigdemont quiere ir mucho más allá que Companys porque su testosterona es de mayor pedigrí catalán, a pesar de sus bisabuelos de Almería y su abuela materna de Jaén, y, sencillamente, quiere que España sea historia. Ni República Federal ni zarandajas.
La dimensión histórica de este momento solo es comparable a la capacidad de los seres humanos para volver sobre sus pasos cuando el narcisismo se apodera de la vida social y solo miramos hacia nuestro ombligo sin darnos cuenta de que la mitad de la población está en nuestra contra.
Pero en este viaje no han estado solos. Al gobierno de Rajoy le acompaña un nacionalismo español exacerbado en el que la genética de la testosterona ha sido un reclamo permanente. Hace unos días lo hemos visto en la actuación de la Policía y la Guardia Civil que, en realidad, solo obedecían órdenes ante la desidia de los Mossos. Hay un nacionalismo español de palo y tente tieso que ahora se quiere revestir con la ley cuando en realidad es la inacción, el dejar que se pudran las cosas, el laissez faire, laissez passer, el tancredismo como forma de hacer política.
De otra parte la alianza entre burgueses y anarquistas catalanes para fundar un nuevo estado es de una originalidad naïf. En esta tesitura los burgueses catalanes alimentadores del Procés y grandes compradores de testosterona (se van dando cuenta ahora de que esto va en serio) comienzan a recular cuando han creado el monstruo y han alimentado a una clase política que ha roto la legalidad para fundar la legalidad. La gran paradoja de esta revolución mediática de la posmodernidad. Pero ¿habrá tiempo? Por ahora echan mano de la iglesia, para que haga milagros.
Cataluña y el resto de España son deformaciones caricaturescas de la civilización europea, un teatro caníbal que se retroalimenta de mordiscos en la yugular.