¡Qué tiempos aquellos!
Diario de un español en crisis
LAS
PURGAS
FRANCISCO
MORALES LOMAS
(Artículo publicado en Diario Siglo XXI, 18 de marzo de 2016)
El lenguaje siempre
tuvo un papel tentador, como el mismo Lucifer. ¿Quién lo duda? El lenguaje ha
podido ser con frecuencia una actitud y, en ocasiones, una forma de ocultación
y matanza. Wittgenstein lo supo siempre cuando dijo que los límites de mi
lenguaje son los límites de mi mundo. Y también Heidegger el nazi, cuando
afirmó que en filosofía todo es lenguaje. Ahora a las purgas las llaman crisis
de crecimiento. Al igual que a los recortes brutales los llaman reformas.
Cuando el lenguaje
aparece en su mejor versión política es que está presente el poder en toda su
dimensión. Y las luchas por el poder en el interior de las organizaciones se resuelven
habitualmente con la navaja en la boca. Y con frecuencia vemos que el líder
carismático oficia de chamán de la tribu para imponer el sacrificio mientras
los súbditos guardan silencio y obedecen.
En la historia siempre
hubo purgas. Las conocidas del piolet fueron exorbitantes y sangrientas. Bien
lo supo Trotski.
A Sergio Pascual, el
número tres de Podemos, le han clavado un piolet simbólico en la testuz. Que
duele tanto o más que el acero del auténtico. El ingeniero y antropólogo
Pascual debía haberse dado cuenta de con quién viaja y cómo se las gastan. Al
ingeniero y antropólogo Pascual no le ha servido de nada la antropología, esa
disciplina que estudia los aspectos biológicos y sociales del hombre. Ni ha
olido el piolet en su frente. A lo que ha respondido que lleva dos años
dejándose la piel por el partido. ¡Qué putada! ¡Lástima de hombre! Pero así son
las cosas, amigo Pascual, la leche está agriada y baja el río sucio. No se
puede ser costalero de la Virgen de las Angustias de la Hermandad de los
Estudiantes durante diez años y que esto pase desapercibido.
Ahora que es Semana
Santa y, como una premonición, se ha adelantado su sacrificio de viernes santo
a esta semana de navajas y suspiros.
No hay crisis en
Podemos, sino purgas.
Y cuando se trata de extirpar,
de eliminar, de suprimir, la democracia se esconde, las redes sociales se
callan y se consuma el sacrificio porque el chamán lo ha invocado. Pero ¿dónde
están los prosélitos de Sergio Pascual, el número tres del partido? ¿Dónde se
encuentra su amigo de piso, el número dos, Errejón? Silencio ante la muerte. Miedo.
Errejón contempla el cuerpo insepulto de Pascual, el piolet en su frente, y
suspira en silencio, acaso una leve lágrima y espera…
¡Qué tiempos para la
revolución!