MAR GRUESA
2 años de tristeza
F. MORALES LOMAS
La España de Rajoy es todavía más triste que la anterior.
Acabarán haciendo un héroe, que digo héroe, santo, a Zapatero.
Dos años después iba a bajar los impuestos y a aumentar el empleo. Ha
subido los impuestos y ha aumentado el desempleo en un millón de parados. No
recortaré en sanidad ni educación. La realidad es que más de 10.000 millones en
servicios públicos y están tratando de privatizar todos los que pueden. Añadió
el copago cuando dijo que no lo iba a hacer. ¿Y la ley de la dependencia? ¿Qué
ha sido de ella?
No abarataré el despido y abarató el despido. Y no solo el despido. Los
sueldos españoles ya tienen rostro chino. La corrupción anda a sus anchas y hay
despidos en diferido que no son en diferido pero lo parecen. No existe ni
atisbo de regeneración, una palabra maldita para el gobierno que se enroca una
y otra vez mirando, como Diógenes, al sol. Ya lo dijo el genio Valle, su
paisano: “España es una deformación grotesca de la civilización europea”.
Dijo que no nos rescatarían y los cincuenta mil millones de euros que
debemos pagar todos los españoles por los agujeros de los bancos, ¿qué son sino
un rescate? Llámenlo como quiera (línea de crédito o Periquillo el de los
palotes) pero todos lo hemos de pagar de nuestros impuestos. De amnistía fiscal
nada (cuando la planteó Zapatero dijo que era una ocurrencia) y ahora él la ha
hecho con absoluto descaro. Dijo que no se iba a esconder y a dar la cara,
cuando casi todo el tiempo ha estado detrás de un plasma. A los funcionarios
los ha tomado como chivos expiatorios de la crisis: les ha aumentado el número
de horas y les ha rebajado el sueldo (en algunos casos hasta un treinta y cinco
por ciento).
Pero, además, ha impuesto su mayoría absoluta sin rubor para crear una
ley, la LOMCE, con la que está en contra toda la oposición y será derogada una
vez cambie el ejecutivo. Han abusado del decreto-ley y, ahora, quieren hacer
una ley de huelga (que disfrazan de nuevo con eufemismos: ley de servicios mínimos)
para recortar la libertad de la que gozamos.
Dos años después España es todavía más triste, en los restaurantes, en
las cafeterías, en los comercios, en los cines… en las colas de desempleo, ese
jolgorio de los desheredados, ese cisma del mundo, ese apremio para los que
miran al infierno.
Dos años después España es todavía más triste. Con la misma tristeza y
desorientación que refleja Rajoy en su mirada falta de convicción, con sus ojos
enquistados en una realidad que no domina.
Ya nadie cree a Rajoy, que ha incumplido todas sus promesas.
Por eso cuando ayer lo entrevistaban en Radio Nacional y hablaba de un
millón de próximos empleos, seis millones de desempleados han eructado o
ventoseado.