MAR GRUESA
POR UN PUÑADO DE VOTOS
F. MORALES LOMAS
“Tengo unos principios pero, si no les gustan, estoy dispuesto a
cambiarlos por otros”. El genio del humor, Groucho Marx, se movía en el ámbito
de las metamorfosis inverosímiles y de los cambios de chaqueta ideológicos con
ese paradigma de los principios traicionados que denunciaba de continuo en sus
congéneres.
Rajoy ha decidido no aprobar la ley del aborto y matar dos pájaros de un
tiro: el primero, Gallardón, ese eterno
aspirante a presidente de gobierno: caput. La negativa de seguir con la ley ha
significado un alivio para muchas mujeres y los partidos de izquierda y una
auténtica traición para los obispos y para las asociaciones que apoyaban a
Gallardón, a que habían visto como un mesías de la infancia.
El Partido Popular tenía esta ley en su programa electoral como un
principio irrenunciable de su ideología, católica, apostólica y romana. Desde
el gobierno se había apoyado a Gallardón contra viento y marea. Estaban
convencidos de actuar conforme a estos principios. Pero ya se sabe que los
principios pueden ser cambiados por otros cuando haya necesidad de ello. Y el
PP está necesitado de votos tras perder más de un catorce por ciento de
electores. De modo que la estrategia electoral ha sido más fuerte que las ideas
y la ley del aborto de Gallardón ha sido cambiada por un puñado de votos.
Aunque no muchos, porque los que gana de un lado acaso los perderá de otro.
Llama la atención la facilidad que cambian de principios en un partido
sin que las asociaciones antiabortistas le hayan saltado un ojo a nadie. Hasta
hace un momento estas asociaciones decían y dicen que el aborto es un
asesinato. ¿Dirán que el gobierno de la nación campa a sus anchas con el
asesinato de niños inocentes?
Anoche las redes y las tertulias donde pululan sus afines echaban
chispas. Y no es para menos. Rajoy deja a la conferencia episcopal y a sus
compañeros de viaje tirados en la cuneta y a esos pobres niños ni se sabe en
qué escombrera de la historia.
Las malas lenguas (en España abundan) dicen que ha sido el marido de doña
Celia, aquella de “¡Vamos, vamos, Manolo... Coño. Al final el mío va a ser el
último. No son más tontos porque no se entrenan!” Sí, al parecer, las malas lenguas dicen que el
marido le ha soplado al presidente: Mariano, esta ley solo nos ha traído
problemas y Gallardón tiene cabreados a propios y extraños en el poder
judicial. La jugada nos dice que si lo quitas del medio consigues varios
objetivos a la vez.
Ignoro si todo esto será verdad. La única realidad es que el
nacionalcatolicismo no ha ganado esta batalla. Quizá la razón esté en estas
palabras del cardenal Rouco en una cena con periodistas: “El señor Aznar piensa
que hacer caso a los obispos quita votos”. También Rajoy. Nunca es tarde.