ANÁLISIS DE LA POLÍTICA ACTUAL

Sólo la crítica y la profundidad en el análisis de nuestro mundo nos devolverá el sentido último de la realidad y de nuestra existencia

miércoles, 1 de junio de 2011

Mar gruesa. El candidato y la indignada

Todo queda bien atado. Lo sabe Zapatero y lo sabe Rubalcaba; también lo sabe la indignada Chacón. La extrema derecha (experta en degüellos) se ha tirado ya a la yugular de Rubalcaba. Perros con una presa en la boca.
¿Pocos han visto el lance?
El día de marras, Chacón la compungida, Chacón la indignada, apareció en traje para la ocasión como si presidiera un cortejo fúnebre para anunciar que había traiciones, felonías e intentos de masacrar al líder que anda en retirada. Y, ella, la buena, la santa, la pura… por el bien del partido había decidido abandonar para evitar la fractura y males mayores.
El PSOE, después del 22-M está alicaído, triste y diezmado. Cautivo y desarmado. Lo sabe Chacón. Lo sabe Rubalcaba. Todos lo saben. Y el boss ZP maneja los tiempos siendo secretario general.
Han decidido salvar los muebles. Y Chacón espera, espera a un congreso después de las elecciones que le dé la mayoría y así pueda “regresar” desde la indignación con todo el mar en el horizonte. Evitando zozobras de antaño. Con todo el poder bajo su mando a ordenar la travesía del desierto. Eso es todo. Eso parece todo.
Mientras tanto hay que entretener a los de Veo7, a los de Intereconomía y a los adláteres con las avanzadillas del inteligente Rubalcaba. Con los desplantes del habilidoso Rubalcaba. Con las idas y venidas de Rubalcaba el valetudinario.
Habrá que entretenerlos con algún hueso al que traten de sacarle el tuétano en tanto el electorado recapacita y trata de darse cuenta de dónde se va a meter. Rubalcaba quiere que se dé cuenta pero ya será tarde. El electorado nunca experimenta en cabeza ajena. El electorado es tozudo y prosigue su decisión de echar del poder al PSOE y darle el plácet a alguien que todavía no ha dicho ni una sola palabra sobre su programa ni qué recortes va a hacer cuando lleguen sus huestes. El electorado, ya se sabe, toma muchas decisiones disparatadas cuando está al borde del precipicio. En Alemania, un señor con un huevo lo supo habilidosamente. Y allí fueron todos a votarle. Después todos colocados. Efectivamente, acabó con el paro a fuerza de cementerios. ¡Ay, el electorado!
Pero es la soberanía popular. Hay que creer en la soberanía popular. En la inteligencia de la soberanía popular. El electorado no se equivoca. El electorado es inteligente y sabe llevarnos al precipicio con inteligencia.
¡Dios, sálvame de tanta inteligencia!

http://www.moraleslomas.com