Los
trabajos y los días
PODEMOS
YA ES PELIGROSO
FRANCISCO
MORALES LOMAS
Hasta ahora Podemos
era la franquicia de la broma. Unos jóvenes comunistas reciclados que
suspiraban por recoger el hastío del 15-M.
Si la caverna
mediática había contribuido a crearlos, no olvidemos sus apariciones en medios
propensos, porque deterioraban a la izquierda tradicional y la dividían, ahora
los repudia y los ataca con malévola inquina. Han visto que las encuestas los
dan como primera fuerza política y que su mensaje ha calado de modo horizontal
entre las diferentes clases sociales, y esto ya es muy peligroso para el
sistema.
Pero no es ya la
caverna quien ataca, medios muy solventes hasta ahora, como el diario El País, El mundo, ABC… sienten
que los Podemos pueden gobernar. También lo ven los empresarios, los banqueros
y los grandes grupos industriales, telefonía, gas, comunicaciones… que sienten
el aliento de sus propuestas en el cogote.
Poco a poco, lenta y
pausadamente, pero como un cuchillo afilado hendiendo la mantequilla social,
han penetrado en la sociedad estos nuevos barbudos de la posmodernidad, estos
nuevos Lenin y Trostky, con su aparato universitario y sus cuadros llenos de
doctorados e intelligentsia.
Frente a esa época en
que los proletarios del mundo unían sus fuerzas a los intelectuales y las
clases medias para destruir el capitalismo, los nuevos revolucionarios son
funcionarios que tienen tiempo para pensar. Y esto de pensar siempre ha sido
muy peligroso. El pensamiento crítico es
como una bomba atómica, aparentemente insignificante pero cuando hace cuerpo,
estalla en el magma social y su valor se multiplica exponencialmente.
Estamos en esa fase.
Pero esos medios citados solo pueden atacar con balas de fogueo: el caso
Errejón y la novia Tania. Por ahora estos Podemos son vírgenes e intelectuales,
dos atributos que les permiten su actual santificación social. Y los ciudadanos los ven
llegar con sus camisas blancas de Alcampo y sus vaqueros raídos con el apósito
de la normalidad para cantar las verdades del barquero. Esas verdades que tanto
afean al capitalismo codicioso y sin sentido que nos gobierna.
Quizá sean flor de un
día y cuando carguen su programa en las armas de la lucha política todo acabe
en fuegos de artificio y balas de fogueo, pero mientras tanto la sociedad habrá
sentido por un momento un estallido, una punzada que le ha hecho reaccionar. Y
esto ya es mucho en un pueblo dormido, en una intelectualidad vendida.
Por lo pronto, Pablo
Iglesias alaba su propio apellido y quiere hablar con el Papa. Con ello sigue
su ascenso a los cielos: ahora le toca al electorado díscolo que cree en las
sacristías.