Todo el mundo sabe que el gallego está que se sale de las encuestas estos días. Y me consta que su alfil Arenas anda ya formando gobierno toda vez que en las próximas elecciones andaluzas se ve de jefe con el Financial Times bajo el brazo y algún zapaterillo a la vera. Pequeñas minucias. También en Valencia arrasarán incluido Gürtel; en Castilla, sea la leonesa y la manchega, y puede que hasta en el estado de Dakota del Norte o en el de Wyoming.
Don Rajoy se sale por los costados a pesar de que ni sus votantes lo quieren ni lo quiere el electorado. Su índice de aceptación es menor todavía que Zapatero, que ya es decir. ¿El gentío votará con la nariz tapada o mirando hacia otro lado?
Lo más extraordinario en estos tiempos extravagantes es la apuesta del PP por la economía. Su programa debe mucho a ese estado de definición permanente al que juega el gallego en cosas económicas. Entre ellas se hallan las siguientes. Juzgue usted mismo, querido ciudadano y ciudadana:
Primera propuesta económica: Congelarle el sueldo de los funcionarios.
Segunda propuesta económica: Bajarle el sueldo a los funcionarios.
Tercera propuesta económica: Quitarle a los funcionarios eso del trabajo de por vida. En tiempos de crisis tiene que ir al paro todo dios, incluidos estos señores de la función pública.
Cuarta propuesta económica: Despido libre.
Quinta propuesta económica: (...)
Sexta propuesta económica: (...)
Séptima propuesta económica: (...)
Octava propuesta económica: (...)
Novena propuesta económica: (...)
Décima propuesta económica: (...)
Este decálogo se puede resumir en dos principios:
Uno: Amarás a don Rajoy sobre todas las cosas. El Nobel de Economía lo tiene cerca.
Dos: Zapatero no tiene ni idea de economía.
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