ANÁLISIS DE LA POLÍTICA ACTUAL

Sólo la crítica y la profundidad en el análisis de nuestro mundo nos devolverá el sentido último de la realidad y de nuestra existencia

sábado, 6 de febrero de 2010

Mar gruesa. El Deuteronomio rojo


Mientras aquí caen chuzos de punta, José Luis se ha ido a hacer las Américas. Cada cambio de legislatura, al nuevo presidente le da por rendir pleitesía al emperador. Antes era al rancho hablando con acento tejano. Ahora es al desayuno de oración cantando las cuarenta en bastos a los 3000. José Luis se ha hecho mayor y, si antes no se levantaba cuando pasaba una bandera con barras y estrellas, ahora lee el Deuteronomio rojo ante una caterva turba de nocturnas aves de extrema derecha. El mundo da muchas vueltas. Y los negocios son los negocios. ¡El negoci!
Pero José Luis no ha hecho tonterías como poner los pies encima de la mesa y hacer de guiñol un rato con el cambio de acentos, sino que ha salido airoso (lo dice Pedro J., que de esto sabe un rato, y no yo) de esa “misa” en la que el dinero huele a oración, recogimiento y todo para el pueblo pero sin el pueblo. José Luis ha sido fiel a sí mismo y le ha salido el flujo sanguíneo rojo (muchos ignoran que la sangre es roja y el corazón está a la izquierda). Les ha hablado de que no hay que explotar al trabajador y de la dignidad. Mientras, en España, se liaba la de San Quintín por los informes sobre la edad de jubilación y otras lindezas, caía la bolsa (cuando sube la bolsa nadie se entera, pero cuando baja...), y los sindicatos cantaban las cuarentas en copas haciendo un brindis al sol de la huelga (eso que tanto tiempo lleva pidiendo la derecha). A la derecha le gusta mucho que le hagan huelgas a la izquierda cuando gobierna. Es el mundo al revés. El único que ha defendido al presidente le ha abrazado como el oso, el señor Botín. Y es que hay abrazos que más vale no recibirlos, porque lo que José Luis emprendía con la imagen de izquierdas en América, aquí lo bendecía con la imagen de derechas el banquero. ¡Mal asunto! José Luis tiene un problema: el paro. Pero José Luis tiene una solución: Rajoy. No lo quieren ni en su partido. Estamos en la crisis más fuerte desde la Transición y Rajoy sólo se despega tres puntos. A poco que pasen unos meses y remonte el vuelo la economía, del líder no van a quedar ni los huesecillos. Espe mientras tanto pide elecciones y aguarda saltando a la comba y cantando la canción del hijoputa: “Hijoputa por aquí, hijoputa por allá, ja, ja, ja, ja...”
José Luis deberá creer en las palabras del Deuteronomio rojo y aplicarlas aquí y no en los EE.UU. de América.

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