DIARIO DE UN ESPAÑOL CONFINADO
LA
CONDICIÓN HUMANA
F.
MORALES LOMAS
Renace
con fuerza el gran Leviatán que ya anunció Hobbes y la conformación de un ser
humano “artificial” del que se sabrán todos sus pasos, todos sus gustos, todos
sus deseos y el derecho a la intimidad será una definición vacía en un papel.
Ha bastado un coronavirus con nombre de
mascota de una Olimpiada, Covid 19, para despertar la condición humana en 2020.
Todos aquellos que hasta ahora habían sido
nuestros socios luchan para conseguir “sus” respiradores, “sus” mascarillas,
“sus” medios para salir de la pesadilla y nos convertimos en competidores,
antagonistas o émulos unos de otros porque los que se mueren son “sus” muertos
o “los nuestros”. Y ya se sabe que los muertos de otras geografías no son “los
mismos”. Son “otros” muertos.
¿No éramos una Unión Europea? ¿O hemos
vuelto al estado-nación? Parece que sí. Cuando el miedo es ecuménico, el
sálvese quien pueda se convierte en el subterfugio ante la muerte y el temor
dispone a los seres humanos, en muchas ocasiones, a desertar de la defensa
pública. La palabra solidaridad se convierte en un ensalmo.
En unos meses veremos que los “hombres de
negro” estarán echándonos el aliento en el cogote como resultas del “plan de solidaridad”,
exigiendo intereses y pago de deudas. ¿Seremos Grecia?
Al mismo tiempo el poder sigue ejerciendo
un control omnímodo sobre la ciudadanía que ve mermados sus derechos y
libertades en aras del orden y la seguridad. En el siempre socorrido binomio
entre libertad y seguridad que determina la base conceptual del derecho natural
ha triunfado claramente la seguridad. Y, como pretexto de ella, renace con
fuerza el gran Leviatán que ya anunció Hobbes y la conformación de un ser
humano “artificial” del que se sabrán todos sus pasos, todos sus gustos, todos
sus deseos y el derecho a la intimidad será una definición vacía en un papel.
El pacto de soberanía que tiene el
ciudadano con el Estado nacerá del miedo. Y, en consecuencia, surge una especie
de kingdom of darkness, un reino de
las tinieblas en las que germina una confederación de impostores para obtener
el dominio sobre los seres humanos de este mundo, recurriendo a doctrinas
oscuras o erróneas para condenarnos de nuevo a la caverna de Platón. Estamos en
este escenario.
No podemos ceder y debemos seguir leyendo
en los seres humanos para alcanzar la sabiduría y no solo en los libros. Léete a
ti mismo. Leámonos, porque lo que
cualquier ser piense, opine, razone, espere, tema… es lo mismo que leerá y
conocerá en los pensamientos y pasiones de todos los otros seres humanos en
circunstancias parecidas.