Los trabajos y los días
CATALUÑA
¿Y AHORA QUÉ?
FRANCISCO
MORALES LOMAS
Rajoy ha desaparecido
del mapa y ha dejado el plasma para Artur Mas, el torero de la noche. ¿Ha sido
el efecto buscado para desactivar a Junqueras, definitivamente echado al monte,
y recuperar votos? Salvo que las negociaciones llevadas a cabo nos desmientan
da la impresión de que toda esta comedia del arte ha sido pactada. Porque si
no, nadie lo entendería.
Nadie entendería que
después de que el presidente del gobierno dijera que la consulta no se
celebraría, se haya celebrado y, además, con cierto éxito para los
independentistas.
Nadie entendería que
después de la declaración del Tribunal Constitucional de la manifiesta
ilegalidad de la consulta hubiera esta dejación de funciones por parte del
presidente del gobierno.
Hasta el punto es así
que la derecha extrema del PP está con un cabreo descomunal con el dirigente
gallego al que quiere llevar a los tribunales. Rajoy, mientras tanto, aguarda y
calla. No se sabe si por inacción personal (ya nos tiene acostumbrados a la condición
de la tortuga) o por estrategia política.
¿Qué hubiera sucedido
si impide por la única vía que tenía, la Guardia Civil, la consulta? Violencia,
quizá extrema, y al día siguiente todos los periódicos del mundo hablando de la
represión de un pueblo, y patatín y patatán. La no respuesta de Rajoy tiene su
sentido, ¿qué podría haber hecho si no? ¿Enviar a los tanques?
Lo que no tiene
sentido es que haya estado alimentando el anticatalanismo desde la oposición a
ZP, haciendo campañas terribles contra el Estatut, llamando a Zapatero
“vendepatrias” y realizando toda una puesta en escena en el resto de España
para, al silbato de se rompe España, conseguir votos suficientes para derrotar al
PSOE en las urnas. Él ha alimentado durante mucho tiempo esta situación que ahora,
como un bumerán, se vuelve en su contra.
Rajoy no sabe, no
contesta.
¿A qué está esperando?
La situación de Cataluña no se arregla escondiendo la cabeza bajo el ala y con
tacticismo y estrategias de silencio, sino haciendo política, dialogando y
llegando a acuerdos que satisfagan a todos. Rajoy con su “pancarteo”
anticatalanista del pasado se ha metido en un callejón sin salida.
Hemos de suponer que
todos tendrán alturas de miras para llegar a acuerdos, salvo Junqueras que,
ahora más que nunca, llora por un estado catalán.
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