Mar gruesa. El mapa del clítoris

Aquellos jóvenes que nacimos en el franquismo y mamamos nuestras primeras letras en las ubres de destartaladas aulas represivas siempre soñamos tener el mapa del clítoris en algún lugar de nuestra imaginación; si bien es verdad que por aquella época el clítoris era una cosa que no se estilaba. Nadie sabía en España lo que era el clítoris ni dónde se hallaba. Luego incluso comenzaron a hablar del punto ge. Pero esa sapiencia ya era excesiva. Para nota. Por entonces, los más deslenguados llegaban a hablar de la pipa, que sonaba como a cosa de indios, algo mucho más corriente y vulgar. Pero está claro que no era lo mismo. Desde luego tuvo que pasar mucho tiempo hasta que supiéramos (y no digamos viéramos) lo que era un clítoris. Desde luego que donde se ponga un clítoris que se quite una pipa. Un clítoris es una cosa muy seria, como diría Juan Manuel de Prada (el autor de “Coños”, un experto en clítoris) y nos enseñaron años después durante la transición los políticos españoles (aquellos fornicadores de la tradición) que estaban todo el día tocándose el clítoris unos a otros, incluso las pelotas.
La crisis ha hecho que de nuevo el clítoris se ponga de moda. A lo que se ve nuestros miembros y miembras de la clase política están bastante fogosos, febriles, enardecidos. La crisis hace que se destapen las esencias de la entrepierna. Esto produce sofocos, calores y declaraciones. Por ejemplo, la de Isabel Carrasco, la presidenta de la Diputación de León del PP, que ha realizado la siguiente propuesta para recortar el déficit: “Yo enviaría a Bibiana Aído a estudiar el mapa del clítoris en Andalucía y eliminaría ese Ministerio que no sirve para nada”.
Personalmente estoy a favor de la elaboración del mapa del clítoris. Se hacen mapas de todo, por ejemplo, de los lugares por donde deambula la perdiz. ¿Por qué no íbamos a hacer el mapa del clítoris? ¿Es que no es más importante el clítoris que una perdiz?
El clítoris es, como diría Borges, el aleph del mundo, y todo lo que hagan los políticos por encontrarlo y resucitarlo es bueno. Si se alegraran más el clítoris a lo mejor los políticos no harían tantas tonterías. Así que me parece bien que Bibiana Aído elabore el mapa del clítoris y la señora presidenta de la Diputación de León le ayude a encontrárselo.

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