ANÁLISIS DE LA POLÍTICA ACTUAL

Sólo la crítica y la profundidad en el análisis de nuestro mundo nos devolverá el sentido último de la realidad y de nuestra existencia

viernes, 28 de marzo de 2014


MAR GRUESA


POBREZA INFANTIL


F. MORALES LOMAS


España es el segundo país de Europa en pobreza infantil.
Todavía nos queda la ilusión de poder competir por el primer puesto que tiene Rumanía, y a fe mía que con un poco de esfuerzo (todo se andará) llegaremos a ser los primeros, que siempre nos gustó ir de gallitos por la vida.
Los informes estadísticos son como cuchillas que penetran en la mente del ciudadano y lo dejan sin argumentos. El Nobel alemán Günter Grass decía que, en estadística, lo que desaparece detrás de los números es la muerte. Bien lo sabía él y su paisano Adolf, aquel de las cámaras de gas. La muerte siempre anda rondando detrás de los números como una aliada.
Estas estadísticas que tanta acidez producirán a nuestro presidente, aunque ya saben que nuestro presidente es un hombre tranquilo que fuma puros para relajarse, no llegan desde peligrosos bolcheviques sino que nacen de un informe de Cáritas Europa, esa organización que tanto defiende los derechos humanos.
Dice el informe que las medidas de austeridad han fallado a la hora de solucionar los problemas y generar crecimiento. No solo no han fallado sino que los que antes andaban holgados con el champán francés y los bogavantes tienen la cuenta corriente con más ceros a la derecha, que son los ceros que dan pedigrí. Los pobres nunca lo han tenido: vienen en serie; por eso sus ceros están en la izquierda, esos ceros baldíos.
Siguiendo con esa estadística que tan mala pipa tiene, se dice que España ha aumentado en nueve puntos sobre la media de la Unión Europea en pobreza. Y es que en España los pobres siempre se han encontrado a gusto. Hay más pobres que ladillas en un lenocinio. Basta que se dé un paseo por algunos contenedores una noche de estas, los verá hurgar en las basuras como dejados llevar por un afán recaudatorio, promiscuo y de gula, acaso de apetito insano.
Los pobres no tienen arreglo, pero un niño pobre sí que sí. Un niño pobre es una desgracia. ¿Qué hacemos con un niño pobre, señor Rajoy?
¡Ah, los niños, siempre dando la murga! Ahora que las estadísticas comenzaban a salirle al señor presidente, llegan estos jodidos niños a amargarle la primavera, la prima de riesgo y las elecciones de mayo.
“¡Amado sea el niño, que cae y aún llora y el hombre que ha caído y ya no llora!”, decía el amado César Vallejo.



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