Los trabajos y los días
LOS HOMBRES DE NEGRO
FRANCISCO MORALES LOMAS
Si Joaquín Costa levantara la cabeza vería
que aquella España de caciques y pucherazos ha sido vilmente superada. Y es que
en España cuando queremos crear algo los hacemos siempre a lo grande.
En el siglo XXI nacen los hombres de negro,
unos seres sorprendentes que trabajan siempre en la turbiedad de las
alcantarillas. No tienen nada que ver con las ratas aunque algunos les tienen
un aprecio desconsolado y los identifican con ellas sin pudor.
Se rigen por el signo de la codicia y su
cara dura no tiene límites. Ajenos al runrún de los mortales saben que el Moët
& Chandon es suyo, también son suyos los hoteles superlujo y las cenas
opíparas con el caviar Almas y los hongos de Matsutake, y puede que hasta el Châteaux Margaux del
2009, que tiene la noble y nada despreciable cifra de 140.000 € el litro. ¡Hay
que ver lo que comen y beben y… estos señores? Y es que siempre habrá un tiesto
para una maceta.
¿Quién mejor que ellos, los hombres de
negro, para apreciar los sabores del mundo? Mientras que le organizan la vida a
los demás y dirigen sus ahorros hacia paraísos artificiales tienen tiempo para
hacer viajes, comer, beber y fornicar.
Pero los hombres de negro saben lo que
hacen: tener consejeros dóciles y disciplinados que aprueben todo su operativo
táctico de dinero a mansalva esquilmado a todos los impositores.
Como en la danza de la muerte,
sindicalistas y políticos de toda laya (izquierda y derecha), se lanzan a la
conquista del vellocino de oro con sus brillantes tarjetas negras y compran el
mundo con su alevosía de concupiscencia, voracidad e impunidad. Desalmados en un tiempo de corruptelas que
nos ha tocado vivir y sin un Robespierre que llevarnos a la boca.
Pero, ¿cuántas tarjetas negras hay en
España? ¿Solo las de Caja Madrid? ¿Alguien piensa que solo en Caja Madrid se
practicaba esta antigua estrategia de compra de voluntades?
Mientras las cajas y los bancos quiebran y
los españoles debemos hacer frente a la hendidura del sistema con nuestros
ahorros, con la reducción de sueldos, con el aumento de las horas de trabajo,
con los despidos y la miseria… el descubrimiento de este nuevo aquelarre nos
dice que la hedor campa a sus anchas y el sistema está completamente putrefacto.
¡Qué poco pan para tanto chorizo!
No hay comentarios:
Publicar un comentario