LOS TRABAJOS Y LOS DÍAS
LAS PERSONAS Y LA ESTADÍSTICA
F. MORALES LOMAS
Confundimos a las personas con
datos estadísticos. Somos un número con piernas. Pero olvidan las estadísticas
que no nos alimentamos de tinta, ni de impulsos eléctricos, y que las estadísticas
nunca han quitado el hambre.
Ahora que todo va muy bien, como
diría Rajoy. Ahora que nos han salvado, -Dios lo tenga en su gloria-, vienen
las estadísticas y le hacen un borrón al líder. Según datos del INEM, suben
hasta el 21 % las personas que ya no buscan empleo. Y la mayoría mujeres. Hasta
500.000 andan desanimados/as. A estas personas ni Rajoy, ni Cañete, los van a
convencer de que España está saliendo de la crisis con datos macroeconómicos.
Además, los inmigrantes vuelven a sus países: hasta 600.000 se han marchado.
Cada vez la población más vieja, vencida y desanimada.
Mientras tanto hay un saludo
triunfal de la macroeconomía. España va creciendo poco a poco y las agencias de
calificación (Standard & Poor’s) le suben la nota a nuestra deuda hasta
llegar al BBB. O sea, que pagaremos menos interés por lo prestado.
A veces, uno acude a este escenario
con la sensación de que somos un número, un número imbécil, un número turbado y
al albur de la tormenta en medio de esta vorágine de estadísticas y mentiras.
España, sin embargo, sigue
destruyendo empleo y el desplome de la población activa ha evitado que el
número de parados no supere la simbólica cifra de seis millones. De nuevo un
juego con las estadísticas para vender humo. Algo que los políticos hacen con
mucha consistencia y sin pudor.
A todo ello se une que en el
último año (¿año triunfal de Rajoy?) el número de desahuciados aumentó en un
11% y el número de comensales en los comedores sociales también. ¿Adónde estaba
entonces Standard & Poor´s? ¿Adónde estaba entonces Rajoy?
Estos días de elecciones y circo los
cómicos van de plaza en plaza, montando sus chiringuitos de autobuses con
jubilados de pueblos afines, bocadillo en mano, bocas agradecidas y palmeros de
la ocasión, haciendo reír a la ciudadanía. Son los cómicos, son los cómicos de la legua
con sus ficciones y absurdo existencial tratando de convencernos de que estamos
equivocados, de que la felicidad está al alcance de la mano y siempre habrá un
final feliz.
Pero el hambre tiene poca fe en
las estadísticas y menos en los políticos.
La realidad es muy distinta. Y lo
peor es que gane quien gane todo seguirá exactamente igual: los españoles, como
en los años 60, marchándose a Alemania a buscar empleo, y Alemania triunfante,
creciendo como nadie.
¡Viva el vino, Rajoy!
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