Los
trabajos y los días
TURBAMULTA
DE FISCALES
FRANCISCO
MORALES LOMAS
La política entra en
la fiscalía, pero ¿cuándo dejó de entrar?
Toda vez que los
políticos no quieren hacer política -Mas desde su virreinato de Cataluña con su
independencia del “sí-sí” y Rajoy desde su unidad española con su
enquistamiento del “no-no”-, los fiscales andan haciendo de leguleyos e
interpretando autos constitucionales, normas y decretos para tratar de
enchironar a Mas con una querella criminal o salvarle los muebles.
Cuando Montesquieu en
su Espíritu de las leyes estableció
la independencia de los tres poderes del estado, bien sabía que su confusión
genera desconfianza e inseguridad jurídica. La separación de poderes permitiría
profundizar en la democracia. Pero todos sabemos que el camino de ida y vuelta
desde uno hacia el otro es constante, tanto en una como en otra dirección. Y
todo está enmarañado en esta santa hora. Todo se quiere reducir a un acto de
derecho.
Los fiscales catalanes
consideran que es el Constitucional quien debió dar la orden expresa de
paralizar la consulta, pero la convicción de este alto tribunal fue limitada y
por eso dudan de la desobediencia real a la voluntad del órgano decisorio.
Acumulan también la idea de que el Constitucional hablaba de “consulta
ciudadana” y no de referéndum, y que no había orden concreta ni destinatario
preciso. En roman paladino, que el Constitucional no dio directa la orden a
Mas. Algo así como que el Constitucional quiso nadar y guardar la ropa. En
consecuencia, consideran los fiscales catalanes que no se puede hablar de
desobediencia al Constitucional.
Está claro que cuando
no se quiere tomar una decisión sobre el fondo, se acude a la forma. El fondo
es muy simple: Mas ordenó una consulta declarada ilegal. El Tribunal Constitucional
la anuló. La consulta se llevó a cabo. El Estado no intervino. Esto lo podemos
revestir de todas las palabras habidas y por haber, de las frases intuidas o
no, dichas a medias o no… por los autos del Constitucional pero… no dejará de
ser tomarle el pelo a la ciudadanía.
En derecho la forma es
tan importante como el fondo, desde luego, pero da la impresión de que los
fiscales catalanes se agarran a la forma porque quieren dejar el fondo en manos
de Rajoy y Mas. Esa patata caliente no es suya. Y seguro que esta argucia
jurídica es una llamada de atención a los políticos para que no lleven al
terreno resbaladizo de los autos y su interpretación lo que pertenece a las
alturas de miras de la política.
Tras este último
episodio, seguimos como estamos, jugando al ratón y al gato. ¡Miau!
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