MAR GRUESA
EL PALO Y LA ZANAHORIA
F. MORALES LOMAS
Realizar una política que recorte el gasto y reduzca el déficit es el
paradigma de Bruselas, su tótem. Esta decisión sustentada por Alemania nos ha
llevado a entrar en Europa en una profunda recesión y a que siete países
necesiten de cuartelillo durante varios años para reducir ese déficit hasta el
tres por ciento.
No se trata de Grecia, España, Portugal o Italia (los Pigs), a quienes
tildan de paradigmas del derroche y el desafuero, sino que hay otros como
Francia, Bélgica y Holanda que necesitan aire, estos que predicaban hace un
tiempo cercano leña al mono.
Ya no sirve decir que somos unos derrochadores y que nosotros, por
nuestros desafueros, tenemos la culpa de todo. La creación de unas coordenadas
económicas de reducción del gasto como las llevadas hasta ahora, por el miedo
que tienen los alemanes a que la inflación crezca en su país excesivamente, nos
está llevando al resto de los países a una espiral recesionista de la que es
imposible salir.
Bruselas ha bajado el pistón momentáneamente a estos siete países indigentes,
pero esto solo es un parche que tendrá consecuencias nefastas en la calidad de
los servicios públicos, en la supresión de otros, en la reducción de
prestaciones, y, en definitiva, en un retroceso histórico en la calidad de vida
de los ciudadanos.
Nuestro empobrecimiento es atroz y rápido, y todavía seguirá durante un
tiempo indeterminado. Los economistas son esos augures de vuelo corto que
siempre justifican lo sucedido pero sus previsiones son siempre erradas.
¿Quieren decirme algún caso de algún economista que haya acertado en sus
previsiones? La Economía debería impartirse como una materia propia en
Psicología porque tiene más de esa materia
que de ninguna otra. Pretender hacer ciencia con la Economía es como decirle a
un chino que pronuncie la erre en español. Todo un desafío.
Bruselas nos da la zanahoria para llegar a la reducción del déficit de un
modo más pausado pero tiene el palo en la mano, y ha dicho que ahora toca darle
el estacazo a las pensiones, meterle mano al sector público, subir la presión
fiscal a través de los impuestos
indirectos (muchos productos con IVA reducido dejarán tenerlo y habrá subida en
los carburantes), aumentar la edad de jubilación… Todo ello conllevará una
nueva subida del desempleo hasta situarlo en el 28 % y una grave reducción de
los ingresos que traerán, en esa espiral terrible, menos demanda interna y más
empresas que desaparezcan.
Nada ha cambiado, solo que en lugar de estrangularnos de golpe lo harán
lentamente.
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