ANÁLISIS DE LA POLÍTICA ACTUAL

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jueves, 8 de diciembre de 2011

Mar gruesa. La política y la perversión del lenguaje

Algunos políticos como el señor Rajoy se esconden tras el ruido de las palabras cuando les viene al pelo. Durante siete años Rajoy no ha parado de golpear a ZP y, en consecuencia, también al país en los testículos electorales. Ni un solo segundo de ayuda para salir de la situación, había que cargarse a ZP como fuera. Decía que estaba llevando al país a la ruina con los recortes, que él lo llevaría por el buen camino, como Dios manda.

Ahora que ya ha conseguido su propósito, cambia la piel del lobo por la piel de cordero, pide árnica, concordia y apoyo de todos porque “esto” es muy difícil. Él pide ahora generosidad al país cuando en ningún momento dio ni una maldita limosna.

A la crisis la llama ahora “esto”. Antes la llamaba ruina de España, caos y vergüenza nacional. Las elecciones hacen, como diría Wittgenstein, que el lenguaje sea pervertido por los políticos de turno y la realidad sea susceptible de ser transformada en lenguaje inicuo.

Ahora Rajoy dice que lo que quiere hacer son “reformas”, cuando en realidad lo que está diciendo es que va a hacer “recortesssssss”. No hay que irse muy lejos de él, a su lado está su propia secretaria general, la señora De Cospedal, para advertir que a los españoles nos espera con Rajoy sangre, sudor y lágrimas. ¡Muchas lágrimas! Pero ahora, a estas lágrimas Rajoy las llama “perlas del aire”, como diría el poeta, o “suspiros del sentimiento”. ¡Ah, los políticos, esos pederastas del lenguaje!

Rajoy ya tiene que dejar el discurso catastrofista que le ha aupado al poder. Cuando decía que su primera medida sería para recortar el paro resulta que va a ser para corregir el déficit, o sea, más paro. Lo primero que ha hecho ha sido llamar a capítulo a los grandes de la banca y ponerse a las órdenes de “Merkozy”. Nada muy distinto a lo que estaba haciendo ZP, al que criticaba de continuo por arrodillarse ante la banca y doña Angela Merkel.

¡Leña al mono! Era la época de la leña al mono.

Ahora Rajoy habla de reformas cuando quiere decir recortes. Como las dos empiezan por R... la R de Rajoy. ¿Por qué habla de amor, señor Rajoy, cuando quiere decir sexo?

Rajoy es un mago del lenguaje, un prestidigitador de la palabra. Pero todo su ruido fonético son balas de fogueo. Cuando entre con la tijera, y será más pronto que tarde, se acabarán las voces y los ecos.

Los actos dejarán su sitio al lenguaje y entonces, a Rajoy, se le verá el plumero. El plumero de la crisis (no sean bien o mal pensados), el plumero del recorte, el plumero de la manipulación lingüística y el plumero del lobo con piel de cordero.

Vade Retro.

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