Los
trabajos y los días
EL
EXPERIMENTO GRIEGO
FRANCISCO
MORALES LOMAS
Merkel ha puesto a
Grecia en su mirilla telescópica y los especuladores comenzarán con sus ataques
al euro en este glacial comienzo de año. El ejercicio de la democracia en un
país que la creó se ve ahora como un desacato a la autoridad de Alemania.
Si en España algunos
banqueros y especuladores bursátiles tienen miedo a Podemos, en Grecia lo
tienen a Syriza, siglas del Partido de Izquierda Radical al que todas las
encuestas dan como ganador el día 25 de enero.
Syriza es una
coalición de trece partidos que van desde la izquierda moderada hasta los
maoístas y trostkistas. En las europeas del 2014 fue el más votado de Grecia. Y
para muchos griegos es la única esperanza ante un país que sucumbe en la
miseria más absoluta: brutal bajada de salarios, hundimiento del consumo y la
inversión, tasas de paro exorbitantes, varios millones de personas sin
cobertura sanitaria, freno de la inversión pública, corrupción y degradación de
la política.
Ante este espectáculo,
Syriza se anuncia como la única esperanza y los griegos deben agarrarse a este
clavo ardiendo o seguir como están o mucho peor. Alexis Tsipras, el líder de la
formación, es consciente del papel histórico que juega este partido no solo en
Grecia sino en toda Europa, porque en otros países lo ven como un espejo en el
que mirar sus vergüenzas.
Merkel y sus socios
europeos temen el contagio y el efecto Syriza en los países pigs y en todos
aquellos que han tenido que realizar recortes sociales en los últimos tiempos. Sin
embargo, en ese juego de miedos y devaneos, también sabemos al mismo tiempo que
Alexis Tsipras lleva meses reuniéndose en Fráncfort y en Berlín para dejar
claro que no llegará la sangre al río y las medidas que llevará a cabo serán
razonables: un renegociación de la ayuda europea para suavizar el ajuste, sin quita
sustancial que sacuda a los mercados y, por supuesto, su voluntad de mantenerse
en el euro.
El programa de Alexis
Tsipras, como el de Podemos en su momento, se acercará a la socialdemocracia
nórdica de toda la vida. Tsipras lo sabe y también el FMI y la propia Merkel,
que ahora juegan al miedo porque es la carta que deben esgrimir en estos
momentos. Todos sabemos que Syriza no es ninguna amenaza para Europa.
La amenaza para Europa
es desde hace tiempo Angela Merkel.
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